JULIA GONZÁLEZ LIÉBANA
FOTOGRAFÍA ARTÍSTICA
Nacida en León, artista visual, curso estudios de Ciencias Empresariales, ejerciendo esta profesión en una empresa de Telecomunicaciones y alternando este trabajo con la fotografía y las artes visuales.
Comienza a interesarse por la fotografía en el año 1987, al principio de forma autodidacta y posteriormente mediante la participación en talleres y seminarios fotográficos como los de Pierre Gonnord, Alberto García Alix, Ricky Dávila, Isabel Muñoz, Ouka Léele, Ángel Marcos, Carmela García, etc.
Su primera exposición colectiva de fotografía fue en el año 1990 y desde entonces ha participado en más de 70 exposiciones individuales y colectivas como las del Museo de León, en el Festival Internacional Recuore, en el MIHACALE Museo de la Industria Harinera “No lugares, no personal “o “6 ARTISTAS 6 PROPUESTAS” en la Fundación Merayo, “Estratos Fracturados” en la Vid de Gordón o “Tránsito” en el Palacio Pimentel de Valladolid con la colección de la Diputación de León. En el 2014 participa en el Festival Miradas de Mujeres con La Galería Ármaga y otras artistas con la Exposición “Y……no están todas”.
Las principales temáticas sobre las que han versado sus trabajos en los últimos años han sido la identidad y las perspectivas de género; problemáticas que han sido plasmadas a través del retrato conceptual en trabajos recientes como el corto “Identidad” o la serie “Mujeres”.
Ha sido seleccionada y premiada en más de 30 Certámenes Nacionales de Fotografía y artes Plásticas. Sus últimos trabajos; el corto “Estudio 1 sobre la Luna con Armadanzas (Convocatoria Lab 987 del MUSAC) y el corto “Color Violeta, Pliegues de la Memoria” codirigido con la bailarina y coreógrafa Paz Brozas cuya temática es “la memoria como posibilidad empática a través del itinerario de Violeta Parra”.
La aportación fotográfica que incorpora Julia González Liébana supone una implicación muy activa en el espacio crítico y reivindicativo de la mujer. Sus piezas incorporan una cierta melancolía y ensoñación que se hace presente por medio de la utilización de una coloración sepia, que implica, al mismo tiempo, la incorporación del componente fotográfico tradicional. El aspecto de imagen antigua se refuerza con la utilización de una matriz que se superpone sobre la imagen, y que se reitera en varias de las composiciones fotográficas, aportando a la obra un efecto de rayado, suciedad y des-gaste que nos evoca el pasado y el transcurrir del tiempo. Ambas cuestiones, el color y el envejecimiento de las fotografías contrastan con la imagen y prototipo de mujer actual que incorpora Julia a sus obras, situándonos de este modo en ese lugar ambiguo, complejo, inexistente y metafórico, que es la intersección entre el pasado y el presente. De esta manera nos plantea de forma directa, que los tiempos han cambiado desde los primeros pasos del feminismo hasta la actualidad, pero no tanto la situación de los derechos y libertad de las mujeres, baste recordar lo que está ocurriendo en nuestra sociedad en relación al aborto o las relaciones económico-laborales. Esta hipótesis de crítica y denuncia se hace más intensa y se refuerza con crudeza, cuando nos enfrentamos directamente a una imagen tremendamente dura e impactante, en la cual se presenta una adolescente desnuda de torso para arriba, que cubre y niega su identidad con una gran melena a modo de burka islámico y aparece con sus manos inmovilizadas en la espalda. La sensación de indefensión y desprotección nos invade ante esta figura humana, a pesar de la delicada y cuidada estética tanto formal como compositiva que utiliza Julia. Algo similar ocurre cuando se niega la comunicación visual y al mismo tiempo una parte muy importante de la identidad, que viene definida por nuestros ojos, así estos aparecen en todas las obras cerrados o anulados por manos o gorros. Se presenta de forma muy evidente que se niega uno de los sentidos fundamentales en el conocimiento, la vista, pero también la palabra; la mujer no se puede comunicar ni expresar, incluso la máscara surge en algunas obras como protagonista de ese cambio de personalidad, esa transformación en otro ser diferente, ese ser que niega y anula la verdadera personalidad de la mujer. En una de las obras, en el retrato de una mujer con pestañas postizas en las manos, hace un guiño a un gran fotógrafo español Chema Madoz, generando una imagen surrealista. Sin duda Julia nos presenta una aportación crítica de la sociedad actual de gran interés.
Luis García Martínez